miércoles, 2 de mayo de 2012

Espacio Vital 2da Parte

Invadiendo El Espacio Vital De Un Individuo En Forma Deliberada

Importancia De Conocer El Espacio Vital:

En la actualidad estos conocimientos del espacio vital son utilizados en diferentes campos para vulnerar la voluntad del individuo. En el campo de la criminología se les enseña a los oficiales de la policía y a los detectives que interrogan a los delincuentes a hacer uso de la invasión territorial para quebrar la resistencia del sujeto, haciéndole ver que él (el detective) es superior, (lo es, porque se permite invadir su territorio).
El hecho de estar sentado en una silla fija y en un espacio de la sala de interrogación sin mesas ni ningún obstáculo entre el detective y él, y el hecho de tener tan cerca al detective violando su zona personal e íntima, ejerce una presión psicológica tan grande que quiebra la auto confianza del interrogado, disminuyendo su resistencia física, haciéndolo confesar la verdad.
En las grandes empresas,  los directores  y ejecutivos son entrenados de forma tal que invadan deliberadamente el espacio vital de sus subalternos para hacerlos sentir vulnerables a la autoridad. Igualmente esta táctica puede ser usada para extraer información de un empleado del cual se  tenga sospechas. En el ejecito se hace algo similar, cuando están en la etapa de entrenamiento, los nuevos soldados llegan a menudo con resabios y malos hábitos que los llevan a resistirse a la disciplina impuesta por sus superiores, el uso apropiado del lenguaje corporal violentando su espacio vital, intimidándolo y resquebrajando su voluntad, logra al final someter aquellos temperamentos rebeldes, poniéndolos en disposición de someterse a los reglamentos y regulaciones allí impuestas.
Esta técnica en algunas ocasiones puede ser usada por algún vendedor experimentado en busca de minar la resistencia del comprador, para prácticamente obligarlo a realizar una compra, pero debe usarse con precaución porque podría lograr el efecto contrario al deseado, al sentir el comprador violentada su voluntad.
Claro está, en el mundo de los negocios estas técnicas de agresión emocional reciben nombres más elegantes y apropiados al caso, como son “estrategia de venta”, “inducción a la venta”, “técnica de estímulo”, pero en sí, estas tácticas llevan el mismo fin que la aplicada por el detective que interroga al sospechoso, violentar su voluntad haciendo que la persona haga la voluntad  de aquel que viola su espacio.
Expansión de nuestro espacio vital:
La propiedad de una persona constituye su territorio privado, y luchará para protegerlo de la misma manera que lo hace con su espacio personal. Nuestra casa, oficina y automóvil representan muy bien nuestros territorios y tienen claramente definidas sus fronteras mediante puertas, cercas y paredes. A su vez, estos territorios pueden tener sub territorios. En el caso del hombre, el garaje donde guarda su automóvil y las herramientas constituye su territorio personal y cuidará con celo que nadie le mueva nada de su sitio. Un ama de casa por lo general toma posesión del área de la cocina y lavadero, y tú debes saber  muy bien lo que sucede cuando alguien se entromete con los utensilios del ama de casa.
El automóvil: un caso de tomar a consideración especial lo  constituye el automóvil. El vehículo que conducimos tiene el poder de multiplicar nuestro espacio vital, haciendo que exijamos hasta 9 ó 10 metros, y que al conducir reaccionemos diferente de cómo lo haríamos en otros territorios. Cuando otro conductor nos pasa o nos corta la vía, experimentamos un cambio fisiológico que nos lleva a enojarnos, nos podemos encolerizar, insultar al otro y en algunos casos extremos se puede llegar a la violencia física.
Sin embargo muchos conductores violentan a propósito el territorio de otros conductores para demostrar su inconformidad por la forma en que conduce el otro, para exigir que le ceda la vía o tan sólo para demostrar su superioridad en determinado caso.
Mientras mayor es el tamaño del vehículo que conducimos mayor es el sentido de superioridad que nos invade. Nuestro lenguaje corporal se ve afectado al colocarnos detrás del volante como si nos convirtiéramos en una extensión de la máquina que conducimos y así como una máquina, podemos llegar a actuar perdiendo todo sentido de humanidad y nos volvemos insensibles a las necesidades y debilidades de los otros conductores y peatones.
Por eso, si un automóvil se nos acerca demasiado nos sentimos amenazados y lo percibimos como una violación de nuestro espacio vital, puesto que nuestro territorio personal  ya no se limita a los 46 cm o el metro que hemos definido inconscientemente, sino a un espacio mucho mayor, que comprende la totalidad del vehículo que estamos conduciendo.

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