sábado, 5 de mayo de 2012

Espacio Vital 3era parte

¿Te has puesto a pensar que tú, al igual que tu gato o perro que tienen su rincón favorito en casa,  o como el león que orina los límites del terreno que él considera suyo, también delimitas tu territorio? 
Seguramente tienes en casa un determinado lugar que consideras “tuyo”, una habitación donde te sientes cómodo escuchando música, una butaca que te resulta confortable, un rincón donde pones tus llaves al llegar a casa. Ese es “tu territorio”, lo has reclamado para ti inconscientemente, y esperas que te lo respeten. Es más, si en un momento dado encuentras que tu “territorio” ha sido ocupado, seguramente te sentirás molesto, incomodo, incluso agredido, porque se han atrevido a usurpar algo que consideras tuyo, por tanto sientes que invaden tu privacidad.
En nuestro día a día, son muchas las situaciones que se nos presentan en las cuales reclamamos nuestro territorio, de seguro tienes un puesto fijo en el estacionamiento donde dejas tu carro en el trabajo (¡ay de aquel que ose ocupar el puesto de tu auto!), en tu trabajo tu silla es tu silla, y nadie se atreve a usarla sin tu permiso, si almuerzas siempre en un  mismo sitio, con seguridad tienes una mesa que es tu favorita y buscas siempre que esté disponible para ti cuando vayas a almorzar, esto es así no por coincidencia, es una manifestación silente de nuestro cuerpo que reclama su territorio. Esto es una necesidad territorial que llevamos tan arraigada que define nuestros patrones de conducta en una forma inconsciente.

Los expertos han llegado a la conclusión que el establecimiento de “espacio vital” y “territorio” tiene una importancia fundamental en la habilidad para relacionarnos con otras personas. Estableciendo este espacio territorial podemos determinar si tal individuo se encuentra  “muy cerca”, “muy lejos”, o mantiene una “distancia prudencial” con respecto a nosotros, así podremos determinar el tipo de relación que vamos a establecer con esa persona.       
Un consejo: cuando estés de visita en una casa u oficina, y te dispongas a sentarte, pregúntale al dueño de la casa cual es su silla favorita, ya que sentarte en ella representaría una agresión a este, pues estas  tomando posesión de algo que él considera muy suyo.
Otro consejo: es de muy mala educación la costumbre que tienen algunas personas de hacer visita en las habitaciones, sentándose en la cama del anfitrión, evita hacerlo, la visita se debe hacer en la sala o en el espacio que hayan dispuesto para ello.